Llegando a su madurez óptima, luego de ser cosechada manualmente, la uva entra en la bodega. Los bins o bandejas, conteniendo la fruta son descargados a la moledora que suavemente separa las bayas de sus escobajos, evitando los gustos herbáceos en los vinos, con ello comienza el trabajo al interior de la bodega, dirigiéndose a la prensa en el caso de los vinos blancos o maceración pre fermentativa en los estanques para los casos de los vinos tintos, para luego continuar en ambos casos con la fermentación alcohólica.
De ahí en adelante, la maduración del vino dependerá de las características finales esperadas para cada producto, pudiendo ser almacenado en cubas de acero inoxidable y en barricas de madera. Luego y antes de ser embotellados, los vinos pueden ser estabilizados en frío y filtrados con el objetivo de eliminar microorganismos y asegurar sus características después del envasado.
Durante toda la elaboración se utiliza los más modernos equipos y maquinarias, que junto a procesos más tradicionales aseguran un resultado final exitoso. Un control cualitativo de nuestro laboratorio y equipo humano asegura la transformación de la uva en vino de alta calidad.